"Dos años largos
hace que ciño la Corona de España y España vive en constante
lucha, viendo cada día
más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo.
Si fuesen extranjeros los
enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan
valientes como sufridos, sería
el primero en combatirlos, pero todos los que con la espada, con la
pluma, con la palabra agravan y
perpetran los males de la nación, son españoles. Todos invocan el
dulce nombre de la
patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del
combate, entre el confuso, atronador
y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de
la opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera y más
imposible
todavía hallar el
remedio para tamaños males.
Lo he
buscado ávidamente dentro de la ley y no lo he hallado. Fuera de la
ley no ha de buscarlo quien ha
prometido observarla. Estas son, señores diputados, las razones que
me mueven a devolver
a la nación y en su nombre a vosotros, la Corona que me ofreció el
voto nacional, haciendo
renuncia de ella por mí por mis hijos y sucesores."
Palacio de Madrid, 11 de
febrero de 1873 .